El ego, envolviéndonos en sus distracciones, nunca nos dirá: "Soy irreal, no me escuches". Sólo cuando habitamos en el mundo real nos damos cuenta de ello claramente. ¿Cómo? Abrazando el momento presente con todo nuestro ser , descansando por fin en el ahora, soltando todo lo quen nos separa de la verdadera vida.
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