Lo que realmente nos hace sufrir no son nuestras emociones,
sino la resistencia que les oponemos.
Nuestro temor a sentir dolor,
ansiedad, rabia, tristeza, miedo, soledad…
nos separa de nosotros mismos, de nuestra energía vital
y nos mantiene en un estado de inseguridad
que tratamos de eludir de mil maneras:
nos empequeñecemos.
Sin embargo, hay una alternativa:
aprender a abrazar todo en nosotros
y reconocernos como consciencia abierta, amable y poderosa:
descubrir nuestra grandeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario