AMARNOS
Amarnos
de verdad sólo es posible cuando tenemos una experiencia clara de que no somos
esa persona limitada y carente que habíamos
creído, sino una consciencia amplia, que todo lo abraza y sostiene, incluso a esa
misma persona insatisfecha que siempre
busca mejorarse.
El
encuentro con lo que somos realmente es
la única garantía de conectar con el amor del que nos parece habernos alejado y
que es nuestra esencia. Para recordarlo necesitamos aquietarnos, detener el ritmo
vertiginoso que nos ciega y cultivar una maravillosa herramienta: la atención.
Pausas,
muchas pausas, espacios en los que nos
detenemos a honrar lo que está apareciendo en nuestra vida ahora mismo.
Momentos en los que nos decidimos a recordar lo que somos de verdad, en lugar
de confundirnos con lo que vemos, pensamos o sentimos.
Darnos
espacio y tiempo (sea cual sea su extensión) es la forma más básica de
autoestima que conozco. Y la más desconocida para el pequeño yo hacedor, que
en su búsqueda constante de otra cosa rechaza la quietud.
Permitírnosla
es una decisión radical que nos sitúa directamente en el camino del verdadero
amor.
Al
contemplar nuestras sensaciones, nuestro respirar, nuestros sentimientos,
nuestras necesidades ignoradas... nos damos cuenta de que podemos abrazarlas,
permitirlas y aceptarlas. Así, empezamos a descubrir que somos capacidad para todo, amor para todo.
La
autoestima verdadera, tal y como yo la comprendo, surge del contacto con esa
naturaleza profundamente amorosa que es NUESTRA ESENCIA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario