Práctica
Cuando no nos conectamos con lo que pasa en el cuerpo, al segundo siguiente
comenzamos a intelectualizar nuestra experiencia, lo cual nos puede traer mucho
sufrimiento. Por ejemplo, en un momento podemos reconocer que sentimos
ansiedad. Si no nos detenemos a sentir esta ansiedad en el cuerpo, empezamos a
pensar, por ejemplo, que las cosas no están funcionando bien, que no estamos
donde queremos estar, que las cosas deberían ser distintas, que nunca nadie nos
ha dado lo que necesitamos, que nuestra vida es insuficiente y que por lo tanto
las cosas no tienen sentido.
Esta misma secuencia de pensamientos perpetúa la sensación corporal de
ansiedad que lo gatilló en un principio. Pero si en cambio reconocemos que
sentimos ansiedad, y en lugar de darle rienda suelta al pensamiento, nos
detenemos a sentir cómo se siente la ansiedad en el cuerpo, tal vez
reconozcamos sensaciones tales como calor en las piernas, movimiento en el
estómago, presión en la cabeza, o lo que sea que sintamos.
La sensación no es el pensamiento de que "la vida no tiene
sentido". La sensación es una sensación, que por su naturaleza aparece y
desaparece, inevitablemente. Como dice el profesor de meditación S.N. Goenka,
"no hay picazón que dure una eternidad". Entonces, lo que antes nos
podría haber tomado un par de horas o incluso días de actividad y malestar
mental, ahora nos toma el tiempo en que la sensación dure. Incluso si la
sensación de ansiedad continúa estando con nosotros por un largo tiempo,
sabemos que es sólo una sensación, y no una realidad absoluta.
Durante esta semana
la invitación es a estar en el cuerpo, dentro del cuerpo, e intentar sentirlo
desde ese espacio y no desde una idea mental de lo que es. Cuando vayas
caminando, siente las sensaciones de tu cuerpo al caminar. Cuando estés
confundido/a, siente lo que tu cuerpo siente en lugar de involucrarte
inmediatamente con la serie de pensamientos que en ese momento te sobrepasan y
no te llevan a ningún lugar. Cuando sientas tristeza, siente las sensaciones de
tu tristeza en el cuerpo. Cuando sientas un deseo por comer en exceso, agredir
a alguien, hablar mal de otra persona, siente cómo son esas sensaciones en el
cuerpo. En lugar de reaccionar inmediatamente, focalízate en el cuerpo. ¿Qué
está sucediendo en este nivel?
Intenta darle un espacio consciente a este nivel de tu experiencia, en lo
que sea que estés haciendo. Si por ejemplo estás en una situación social,
incluso si no es apropiado expresar lo que realmente te sucede en el cuerpo,
dale un espacio en silencio, observa las sensaciones y deja que naturalmente se
vayan. No hay sensaciones correctas ni sensaciones incorrectas. Sea cual sea la
sensación que surja en tu cuerpo, observa cómo aparece y cómo naturalmente se
va, sin emitir juicio, sin tratar de encontrar una explicación inmediata de por
qué sientes lo que sientes. Confía en que no existe ninguna experiencia que
dure para siempre. Que toda sensación, por muy desagradable o agradable que
sea, desaparecerá en algún momento. Practica la paciencia. Si sientes algo
desagradable, tu lucha contra ello no te ayudará a que se vaya más rápido, sino
que todo lo contrario. Si sientes algo placentero, tu apego por que se quede y
tu miedo porque deje de existir tampoco te ayudará a que eso suceda, y te
impedirá disfrutarlo.
Red Mindfulness (www.redmindfulness.org)